Roland Jupiter-8, la historia del sintetizador polifónico que revolucionó el synth-pop

Factor de culto
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Relación prestaciones / antigüedad
100
Resultados sonoros
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Valor residual (2014)
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Nota de lectores10 Votos
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En nuestras revisiones habituales de sintetizadores clásicos, dirigimos nuestra mirada esta vez hacia Roland Jupiter-8, uno de los instrumentos polifónicos más afamados que llegaron al mercado. Prepárate para viajar hacia el planeta gigante de la síntesis…

Si preguntas a varios productores cuál es el mejor sintetizador polifónico, sólo nombrarán unos pocos. Entre ellos, el enorme Roland Jupiter-8 siempre aparece como uno de los sintes más demandados en el mercado de ocasión a pesar de venderse muy pocos y que, por eso, sus precios sean altísimos.

Lanzado a principios de los años 80 del siglo pasado, en pleno auge de los sintetizadores analógicos polifónicos, se considera a Jupiter-8 uno de los mejores productos de Roland. Su perdurable atractivo se debe a su excelente sonido, pero su salida a destiempo hizo que este modelo no tuviese una larga carrera comercial.

Jupiter-8: el contexto histórico de su lanzamiento

Para comprender el atractivo de Roland Jupiter-8 debemos visualizar el mercado de los sintetizadores en el año 1980. Yamaha había establecido el estándar de los sintes polifónicos de gama alta en 1977 con su modelo CS-80 (lee aquí su reportaje), un sintetizador de ocho voces con control de velocidad, postpulsación polifónica, e incluso un sistema básico para guardar patches.

El enorme CS-80 fue el rey de los sintetizadores polifónicos de finales de los 70, pero su precio lo situaba sólo al alcance de los teclistas más pudientes. Oberheim y Sequential Circuits pronto se unieron al grupo con OB-X y Prophet-5 respectivamente, e hicieron que el precio de la polifonía se acercara algo más al gran público.

El buque insignia de Roland a finales de los 70 era el modelo Jupiter-4 CompuPhonic lanzado en 1978 bajo el anuncio de que “haría posible la fascinante búsqueda de los sueños sintéticos”. Con un oscilador por voz, polifonía de cuatro voces, ocho ranuras de memoria, y un arpegiador, el competitivo precio de JP-4 (unos 2.100 euros) garantizó a Roland un puesto en el mercado de los sintes polifónicos, pero sin llegar a desplazar a los modelos de Yamaha, Oberheim, o Sequential.

Los otros sintetizadores polifónicos de Roland por entonces fueron intentos más bien fallidos. SA-09 Saturn y RS-09 Organ/ Strings (ambos del año 1979) se parecían a Jupiter-4, pero poseían muy pocas opciones de edición en comparación.

La feria Summer NAMM de 1980 acogió el nacimiento de Roland Jupiter-8
La feria Summer NAMM de 1980 acogió el nacimiento de Roland Jupiter-8

Invasión polifónica

El paso definitivo de Roland tuvo lugar en la feria NAMM en el verano de 1980 con el anuncio del modelo de ocho voces, Jupiter-8. Sobre la base de Jupiter-4, pero mejorándolo en casi cada área, JP-8 pertenecía a la nueva hornada de sintes todo-en-uno y buscaba retar a los modelos OB-X y Prophet-5. Su precio de 4.600 euros en 1981 (unos 17.300 euros de hoy) era más del doble del precio de JP-4, pero aún así lo igualaba al resto de competencia en América.

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La arquitectura de síntesis de JP-8 era muy versátil. ‘VCO1’ ofrecía ondas triangular, diente de sierra, pulso, o cuadrada, y ‘VCO2’ cambiaba las ondas triangular y cuadrada por otras sinusoidales y de ruido. ‘VCO1’ quedaba modulado en cruce por el segundo oscilador, y ‘VCO2’ ofrecía una opción de sincronía, modo de baja frecuencia y control de precisión.

Su único LFO y sus dos generadores de envolventes ADSR proporcionan las fuentes para las opciones de modulación de JP-8. El único paso atrás respecto a JP-4 era la omisión del efecto chorus, quizá porque el diseño de osciladores duales se creía suficiente para producir efectos similares. Su gama de opciones como su excelente arpegiador, modos de división de teclado, y armonía, lo hacían un modelo muy versátil para actuar en directo.

Éxito joviano inmediato

JP-8 fue inmediatamente ensalzado por su gran gama de opciones sonoras y su eficacia general. Prophet-5 y CS-80 sólo creaban gruesos sonidos solistas y espesos colchones, pero JP-8 lograba una gama mucho más amplia de sonidos: sedosas y suaves cuerdas, colchones delicados, y sutiles efectos que encajaban en las mezclas mejor que los enormes y duros sintetizadores americanos de entonces.

Si quieres saber cómo eran esos sonidos, escucha los temas Relax de Frankie Goes To Hollywood, The Sun Always Shines On TV de A-Ha, Thriller de Michael Jackson o The Night de los españoles Azul Y Negro. A lo largo de los años 80, JP-8 estuvo presente en tantos discos que ayudó a definir el sonido sintético del pop y la música dance que conocemos hoy. El preset ‘Lo Strings’, por ejemplo –“diseñado para recrear los bajos y chelos de una orquesta”– es uno de los sonidos de cuerdas sintéticas más definitivo que jamás hallarás en un sintetizador.

Durante su vida comercial, Jupiter-8 sufrió revisiones de su firmware y hardware. La primera hornada de 500 unidades se basaba en una unidad central de procesamiento que integraba convertidores AD y DA de 12bit para muestrear y memorizar los ajustes del panel frontal. En 1982 se mejoró con una resolución de 14bit, lo que también aceleró y mejoró la rutina de afinación automática.

Un modelo mejorado (llamado JP-8A) salió en 1983 y añadía un puerto DCB (Bus de Comunicación Digital) que proporcionaba compatibilidad con otras unidades hardware de Roland, como los secuenciadores MC-4 y MC-8. En cuanto al sonido, las unidades de 12 y 14bit eran casi idénticas, y a los modelos más tempranos se les podía acoplar la tarjeta Roland OC-8 para disponer de las opciones DCB.

Abundante en conexiones

En una época en la que casi ningún sintetizador ofrecía muchas opciones para control externo, la gama de conexiones CV de JP-8 lo hacía muy versátil y permitía que otros equipos controlasen los VCF, VCA, velocidad del arpegiador, y las funciones ‘hold’ y ‘portamento’.

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Sin embargo, en el momento de su creación, Roland no pudo predecir la inminente llegada de uno de los desarrollos musicales más importantes de los 80: JP-8 salió a la venta justo dos años antes de la introducción del sistema MIDI. La carencia de soporte MIDI de JP-8 lo hizo quedar anticuado respecto a los nuevos productos que sí usaban el nuevo protocolo –sobre todo el modelo Yamaha DX7 del año 1983. Una lástima: tras alcanzar al glorioso Prophet-5, apareció el MIDI y Jupiter-8 se quedó desfasado.

Roland lanzó el convertidor MD-8 ‘MIDI to DCB’ y otros fabricantes empezaron a ofrecer kits de actualización MIDI, pero DX7 y la nueva partida de sintetizadores MIDI acabarían siendo demasiado populares para que la gama de máquinas Jupiter compitiese con ellos. En retrospectiva, la mayor debilidad de Jupiter-8 fue su salida a destiempo. Este sinte no fue un fracaso comercial –se vendieron unas 2.000 unidades a lo largo de su vida– pero si no hubiera sido por la llegada del MIDI y DX7, habría tenido mucho más éxito.

El convertidor Roland MD-8 o los retrofits MIDI no le bastaron a Jupiter-8 para luchar contra la invasión de los sintes digitales con MIDI
El convertidor Roland MD-8 o los retrofits MIDI no le bastaron a Jupiter-8 para luchar contra la invasión de los sintes digitales equipados con MIDI

Billete exprés para el tren MIDI

Roland se unió con prontitud al sistema MIDI con el modelo Jupiter-6 (1983), pero nunca rivalizó con los 1.700 euros de DX7. Con un precio de unos 2.600 euros, JP-6 era más barato que JP-8, pero aún así mucho más caro que el producto de Yamaha. Y lo que es peor, sus únicas seis voces de polifonía no lo hacían un producto rompedor.

Entre adquirir la revolucionaria síntesis digital de Yamaha o pagar unos 860 euros más para sólo tener una versión reducida de JP-8, los consumidores se decidieron en bloque por DX7. Aún así, JP-6 y su “módulo hermano” en rack MKS-80 Super Jupiter (1984) triunfaron en ciertos ámbitos. En concreto, la producción de mediados de los 80 de Madonna está llena del sonido MKS-80 del compositor y productor Patrick Leonard –oye los clásicos sonidos graves de Super Jupiter en temas como Get Into The Groove y La Isla Bonita.

Echando la vista atrás, la gama de sintetizadores polifónicos de Roland a mediados de los 80 dio forma a la historia de una compañía que pugnaba por estar al día respecto a los avances tecnológicos y los deseos de los consumidores…

Aún hay más. Tan pronto como Roland lanzó Jupiter-6 (equipado con MIDI), el modelo DX7 lo arrasó con su futurista síntesis FM, una polifonía mucho mejor, y control de velocidad y postpulsación. JP-6 y JP-8 desaparecieron en torno a 1984-5 y su posición de prestigio en la gama de sintes Roland la ocuparon los modelos JX-8P y JX-10. No sería hasta la salida del genial D-50 en 1987 cuando Roland pudo por fin competir con la nueva generación de sintes digitales.

Roland MKS-80 Super Jupiter con su programador MPG-80
Roland MKS-80 Super Jupiter con su programador MPG-80

El legado de Jupiter-8

Como la mayoría de sintetizadores analógicos de la época, la gama Jupiter de Roland quedó fuera del favor del público a finales de los 80 y principios de los 90 –los precios de segunda mano también bajaron de forma parecida. En tiempos recientes, esos sintes han recuperado la justa fama de ser unos de los mejores productos que Roland haya creado jamás. Teniendo en cuenta lo “especial” que es Jupiter-8, ¿vale la pena adquirirlo en el mercado de segunda mano? Por desgracia, quizá ya sea tarde para comprar uno a un precio razonable…

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Últimamente, los precios de Jupiter-8 se han disparado hasta superar fácilmente los 7.000 euros por una unidad en condiciones óptimas…

A finales de los 90, podías encontrar un JP-8 por menos de 600 euros. En torno a 2000, podrías haber encontrado fácilmente un Jupiter-8 por unos 1.200 euros -nosotros compramos el nuestro en 2003 y en España por 1.500 euros. Pero últimamente, los precios se han disparado hasta superar fácilmente los 7.000 euros por una unidad en condiciones óptimas.

Es más que probable que su valor continúe escalando, y que el modelo JP-8 acabe quedando disponible sólo para los inversores y coleccionistas más pudientes. Quizá para la inmensa mayoría de amantes del sonido JP-8, las únicas opciones realistas sean un clon software como Arturia Jupiter-8V V2 (forma parte del paquete V-Collection 4, 398€), o los modelos que implementa el sintetizador modular Origin, también de Arturia -a partir de 2.183€ por la versión de sobremesa/ rack.

Arturia Jupiter-8V V2, un digno emulador del clásico JP-8
Arturia Jupiter-8V V2, un digno emulador del clásico JP-8