Si hay algo que puede decirse de la producción musical es que, durante la pasada década, las herramientas requeridas para dedicarse a ella se han hecho cada vez más pequeñas. En primer lugar, los efectos e instrumentos hardware pasaron “dentro de la caja”; para muchos, esas cajas se convirtieron en ordenadores portátiles. Ahora es posible crear un tema en tu teléfono.
Por tanto, ¿qué lugar ocupa entonces ese gran monumento de la industria musical, el estudio de grabación? Durante años, dichos lugares han dominado por completo la industria de grabación profesional: si querías grabar un disco de buena calidad sonora, tenías que visitar un estudio. Pero hoy tenemos tantas opciones caseras y móviles a nuestra disposición que, ¿cuál es el propósito de ese edifico de ladrillo y madera? ¿Hay beneficios reales al utilizar uno?
En primer lugar, conviene señalar (por si no lo hemos dicho suficientes veces ya) que es posible crear música de sonido espectacular a partir de tu configuración casera. Si te satisfacen los resultados obtenidos, sigue haciendo lo que haces y no pienses más en ello.
Es posible crear música de sonido espectacular a partir de tu configuración casera
De todos modos, para algunos aún existe la atracción del estudio. Será muy beneficioso si tu proyecto incluye varios músicos tocando instrumentos reales, como señala el colaborador de Computer Music e ingeniero/ productor/ remixer profesional Jon Musgrave.
“Cuando hablamos de grabación, sobre todo si se trata de una banda, el estudio profesional gana por goleada”, afirma. “Hay muchas razones prácticas para ello, entre otras contar con un espacio para ubicar a todo el mundo, tanto cuando tocan como cuando no lo hacen”.
La guerra del volumen
Además, une a ello la posibilidad de reproducir la música (y tocar) con mucho volumen. Si intentas grabar en tu dormitorio a un grupo death metal, no es fácil que a tus vecinos les guste la idea. Pero el estudio es algo más que un espacio grande, con aislamiento acústico. “Desde el punto de vista técnico, la mayor ventaja es la consola de mezclas”, señala Jon Musgrave. “Las mesas de mezclas de gran formato están diseñadas para albergar múltiples configuraciones de micrófonos y ofrecen mucha flexibilidad para encaminar y combinar esos micrófonos. Además, dichas consolas ofrecen EQ y dinámica en cada canal, lo que te permite conseguir desde la propia fuente esos sonidos que buscas”.
“Otro aspecto positivo es una buena escucha de auriculares, con la posibilidad de elaborar dos o tres mezclas separadas (muy útil a la hora de grabar baterías), y una buena selección de micrófonos apropiados”.
Es obvio que el equipamiento disponible varía de un estudio a otro, pero lo más probable es que, vayas donde vayas, encontrarás al menos algún elemento de mayor calidad que los que tienes en tu estudio. Es muy posible que el estudio contenga una selección de dispositivos clásicos –si alguna vez has deseado tocar un piano Fender Rhodes o un órgano Hammond B3 de verdad, quizá los encuentres en el estudio que visites.
Cabe discutir que el equipamiento de estudio más popular se encuentra hoy en formato plugin. Pero si crees que no hay nada como el sonido del instrumento o efecto «de verdad», una sesión en el estudio te beneficiará. Y lo que es más: la noción de trabajar con dispositivos legendarios quizá te inspire en tu proceso creativo, aunque sólo sea por puro efecto psicológico. Además, ¡tienes la opción de recoger muestras inéditas para usarlas más tarde!
Pero uno de los problemas de trabajar en un gran estudio es que sólo estarás allí durante el tiempo que duren las sesiones contratadas, es decir, un período finito. Jon señala que sentirás cierta presión, si estás acostumbrado a usar tu estudio casero siempre que te plazca. Aunque muchos creadores musicales funcionan mejor bajo esas condiciones –si sabes que tienes una fecha límite, no tendrás más remedio que ofrecer el 100% en todo momento y el resultado final es muy probable que lo agradezca.
Una banda en la caja
El estudio de grabación «pro» es el lugar ideal para grabar a una banda, pero, ¿y si toda tu música se crea «dentro de la caja»? Por ejemplo, si creas música dance con la única ayuda de softsintes y plugins, quizá te preguntes qué te ofrece el estudio real. No olvidemos que dicho lugar no es sólo un entorno de grabación, sino también un excelente lugar para la mezcla.
«Mezclar en un estudio de proyectos quizá genere excelentes resultados, pero un estudio profesional te ofrece muchos beneficios», señala Jon Musgrave. «En primer lugar, tendrás acceso a una amplia selección de monitores, desde altavoces de gran formato a cajas estándar como Yamaha NS10 o Auratone. Y si además quieres usar tus propios monitores, en general tendrás la posibilidad de hacerlo».
«Pero el beneficio más importante se origina en la cabina de control, con su diseño acústico específico. No sólo te ofrecerá una respuesta plana en frecuencia, sino que además estará aislada del mundo exterior, lo que te permitirá centrarte en las interioridades de tu mezcla. Combina todo ello con un buen sistema de ventilación y aire acondicionado; conseguir todas esas condiciones en un estudio de proyectos es a la vez difícil y costoso».
No es necesario mezclar con la consola del estudio –es posible usar tu portátil y conectarlo al sistema de monitores.
Por ahora no hemos incidido en un componente vital de la experiencia de estudio: los profesionales que trabajan allí. Owen Palmer dirige el estudio londinense S4; sus clientes son casi en exclusiva DJs y productores más que grupos de rock. Owen cree que el mayor atractivo es su experiencia y no el equipamiento.
¿Cuál es la gran idea?
«Es discutible que hoy sea posible producir desde tu dormitorio. En cualquier caso, mis clientes trabajan conmigo por mí, no por la sala», argumenta Palmer. «Algunos llegan de manos vacías, con un simple concepto o idea, y otros acuden con algo en lo que han trabajado en casa».
La gran ventaja de contar con un experimentado productor a tu servicio es que aprenderás mucho de él…
Como en la mayoría de estudios, Owen ofrece un servicio y no sólo el uso de una sala. Y casi sorprende el tipo de ayuda que es capaz de ofrecer: «En general, prefiero trabajar con gente que no tiene nada listo», afirma. «Quizá parezca una locura, pero es más fácil para mí ayudar a alguien a construir algo desde cero que observar todos los errores que se han cometido e intentar parchearlos antes de avanzar».
La gran ventaja de contar con un experimentado productor a tu servicio, ya sea un maestro en la ubicación de micros o un mago de la programación de sintes, es que aprenderás mucho de él. ¿Se trabaja con Palmer para mejorar las habilidades o para finalizar un tema?
«He tenido clientes que han venido varias veces, han tomado notas exhaustivas y han comenzado a hacer giras, a pinchar, y no les he vuelto a ver el pelo. He tenido un par de clientes que han establecido sus propios estudios, y no me parece mal. Pero los que suelen volver son los que necesitan asistencia en cada paso del proceso: composición, programación y producción. Incluso hasta el punto de enviar su material a ciertas personas de la industria».
Pero Palmer admite que no es necesario acudir a un gran estudio para obtener buenos resultados. Sostiene que «el propio estudio no es una necesidad, es un lujo. Existe más por mi propio beneficio, por ofrecer un enfoque profesional».
Así llegamos a la siguiente conclusión: es posible grabar música en cualquier lugar, pero el estudio profesional es el único diseñado de manera específica para ello, desde cero. Quizá te conviertas en un gran productor sin la necesidad de pisar uno (sobre todo si no necesitas grabar), pero es posible que contratar una sesión se convierta en una de tus mejores inversiones.