Adam Audio T8V completa la gama con un tamaño superior de 8″. Y lo mejor para una evaluación justa es una prueba de análisis musical: Roque Molina escucha y disfruta…
Presentada por el fabricante alemán ADAM Audio en 2018, la serie T de monitores tuvo su puesta de largo con las dos interesantísimas opciones T5V y T7V; éstas integran transductores de medios / graves de cinco y siete pulgadas, respectivamente –de ahí sus denominaciones. Estos modelos han generado ríos de tinta y, a fecha de hoy, están consolidados en el mercado nacional como una verdadera referencia para quienes desean entrar en el mundo de la producción con buen pie sin arruinarse, gracias a su rendimiento excepcional a un precio notablemente bajo. Son monitores capaces de impresionar a cualquiera, aunque no tanto si ya conocías el fantástico sonido de los twetters por los que ADAM ya es famosa a escala planetaria.
Para ampliar la familia y llenar todos los huecos de necesidades posibles en todas las gamas, nos encontramos ahora con la variante Adam Audio T8V, aún más grande, audaz y robusta, equipada con un woofer de ocho pulgadas. Este modelo colma las ambiciones de aquellos que siempre han querido trabajar con monitores equipados con drivers de ocho pulgadas, pero que encuentran prohibitivamente cara a la mayor parte de modelos existentes; es bastante usual que los rangos básicos de muchos otros fabricantes no lleguen a modelos tan grandes como este que hoy tenemos entre manos.
Un altavoz más grande permite frecuencias graves aún más extremas, con T8V «cavando aún más abajo» para entregar hasta 33Hz, cuando los modelos T7V y T5V tenían puntos de corte respectivos de 39 y 45Hz…
Rasgos compartidos de familia
Si bien comparte la misma calidad de construcción y muchas de las características de sus hermanos menores, el monitor T8V mide 400 x 250 x 335mm aunque sólo pesa 9,8 kg. Esto se debe en gran parte a la amplificación integrada Clase D, ligera pero potente, que es más compacta y eficiente que los circuitos estándar a transistores de Clase A/B. Dado que los amplificadores PWM (Modulación de Ancho de Pulso) de ADAM Audio son de conmutación y también usan transistores de potencia, pueden funcionar a temperaturas más bajas que los amplificadores tradicionales de estado sólido; y eso significa que no tienen la necesidad de incorporar grandes y pesados disipadores de calor para los recintos.
Los amplificadores del modelo T7V entregan un total de 70 vatios de potencia RMS al conjunto de sus altavoces, pero los amplificadores de Adam Audio T8V bombean esto a sus unidades de medios / graves, y brindan 20 vatios adicionales al tweeter (por cierto, ¿sabes de dónde vienen los nombres? Te lo contamos aquí).
Los tres monitores de la serie T incorporan el tweeter de cinta acelerada U-ART de 1,9 pulgadas, fabricado con una película de poliamida plisada a modo de acordeón: Es lo que luce desde fuera con ese clásico y atractivo color amarillo que se distingue y reconoce en cualquier ambiente profesional. En suma, es un diseño patentado extremadamente eficiente que aspira y expulsa aire hacia adentro y afuera desde sus pliegues, a medida que éstos se expanden y contraen; justo eso hace que sean capaces de mover el aire cuatro veces más rápido que los tweeters de cúpula, y así ejercen presión acústica en una superficie mayor que la de los clásicos y redondos tweeters que hemos visto miles de veces.
Adam Audio T8V es un modelo superior
El rendimiento de Adam Audio T8V se ve reforzado por el guía-ondas HPS, que tiene el mismo comportamiento que en las unidades integradas en los monitores insignia de la serie S de la marca. Y esto garantiza una dispersión acústica muy controlada, incluso en las más altas frecuencias, al tiempo que proporciona un extremadamente amplio punto dulce de escucha.
Al igual que los altavoces de cinco y siete pulgadas de los monitores más pequeños de Serie T, el nuevo altavoz de medios / graves de ocho pulgadas está construido en polipropileno, y tiene un acabado negro suave y brillante. Como era de esperar, un altavoz más grande permite frecuencias graves aún más extremas, con T8V «cavando aún más abajo» para entregar hasta 33Hz, cuando los modelos T7V y T5V tenían puntos de corte respectivos de 39 y 45Hz.
Y lo que es más, la salida de graves está potenciada y ampliada por un puerto bass-reflex de disparo trasero situado en el panel posterior (que también alberga los conectores RCA / XLR y todos los interruptores); es por ello que nos recomiendan que ubiquemos los monitores algo separados de paredes o esquinas.
Facilidades de ajuste y configuración
Los interruptores en el panel posterior permiten ±2dB de EQ tipo shelving clásica, con el fin de realzar o atenuar levemente las frecuencias de graves y agudos; de modo que, si no resulta posible la ubicación óptima alejada respecto a las paredes, esos controles estarán ahí para adaptar su respuesta a nuestra sala.
Cada monitor tiene su potenciómetro de volumen, con el ajuste ideal de 0dB situado a «la una en punto»; cuando subimos los monitores al máximo y nos acercamos a escucharlos, detectamos un levísimo siseo proveniente de los amplificadores de potencia. En la posición normal de escucha, eso resulta ser mucho menos notable. Son potenciómetros lineales y totalmente variables sin pasos intermedios, por lo que tendrás que configurar cada nivel con el máximo cuidado y precisión para así obtener un paisaje estéreo centrado y perfecto.
Es un problema menor, pero los potenciómetros con punto de centrado harían esto considerablemente más fácil, al tiempo que ofrecerían cierta protección contra la alteración accidental del volumen u otras configuraciones cuando toquemos en la parte posterior del recinto –los filtros ‘LF-shelving’ están justo encima, por ejemplo. La disposición de controles en la parte frontal resulta más práctica, pero implica un coste extra de diseño y resulta menos estética, quizá por eso lo hayan evitado.
Mi prueba real de escucha: Adam Audio T8V frente a A7X Limited Edition
Antes de abordar una audición seria –que quizá es lo que verdaderamente estaréis esperando leer–, el fabricante recomienda «calentar» los monitores: Para ello nos aconsejan reproducir durante varias horas una grabación de audio de banda ancha o la música más potente y llena de frecuencias que tengamos, aunque esto sólo es necesario hacerlo una vez cuando los estrenemos.
Vamos por partes. Como soy orgulloso poseedor de unos flamantes A7X Limited Edition Anniversary que son la niña de mis ojos y no tenía mucho más espacio, coloqué los Adam Audio T8V delante de éstos como pude, y los conecté a las salidas disponibles en un interface Komplete Audio 6. Tras un pequeño susto con los volúmenes relativos entre ambos, logré dejarlos a niveles parecidos.
Una de las primeras sorpresas que me encontré fue que, aparentemente, ¡los A7X entregaban más nivel de grave que los T8V! Vaya… Pero tras moverme un poco hacia atrás, quedó claro que mi habitación tenía un perfectamente audible nodo de cancelación de frecuencias que la disposición de los A7X no evidenciaba: Al tenerlos más cerca de la pared y estar yo más próximo a ellos, no me percataba de esa merma en la escucha. Lo dicho, sólo tuve que retroceder unos 20cm atrás para disfrutar de los graves de T8V, mostrándose éstos con todo su esplendor.
Y es que el trabajo con monitores de gran tamaño pondrá a prueba la acústica de tu sala mucho más que otro material, de modo que quizá tengas que moverlos, abrir unos centímetros más de espacio, o incluso colocar trampas de graves. En determinadas situaciones ni eso te permitirá evitar los nodos y modos resonantes, y podría ser que hasta tuvieses que «cambiar ancho por largo» en tu habitación para ubicar bien tu mesa de trabajo.
«Al final tuve bien claro que si bien ambos monitores son una delicia, se trata de equipos diseñados para trabajar a rangos de volumen diferentes y en salas también de tamaños diferentes…» – Roque Molina
Test de fuerza con material musical bien conocido
Arranqué con unos temas del último álbum de AC/DC (Power Up), que dicho sea de paso, suena tremendo. Ya lo tenía controlado sobre auriculares, con unos agudos un tanto saturados, que no sonaban en absoluto así a través de los monitores de prueba. De hecho, ¡las guitarras y las voces sonaban increíbles! Pasé a uno de mis temas favoritos para mostrar la calidad y el rango de las guitarras, como es Pull Me Under de Dream Theater, e hice cambios A – B para escuchar ir con atención el resultado…
Cuando hacía la conmutación, cerraba los ojos y percibía un paisaje más abierto en los T8V –parecía como si la banda estuviese en un escenario más grande, con todos los miembros más lejos y abiertos; pero la presencia de las voces y la claridad de los overheads (micros de ambiente sobre la batería) permanecían intactas.
La conmutación entre ambas parejas de monitores resultaba ser muy notable, pero tras unos segundos de escucha, dejaba de comparar: Mi cerebro se adaptaba y empezaba a disfrutar y analizar. Al volver, más de lo mismo… En definitiva, la mayor extensión en graves se hacía evidente y, quizá por ello junto a los conos y la potencia ampliados de Adam Audio T8V, parecía como si el rango medio sonase menos compacto y apretado, quizá menos agobiado que a través de la pareja de A7X.
Tras tres o cuatro escuchas largas, empecé a dudar de qué monitores estaban sonando, y casi tuve que tocar el cono para saberlo: Bien es cierto que no me lo planteé como una comparativa, pero yo «quería» que los A7X ganasen –aunque para mi sorpresa, empecé a disfrutar de los T8V en formas increíbles. Temas clásicos de UFO, Pink Floyd, o Europe me embargaron de emoción… Los discos en directo se describían ante mi impresionantemente bien. «¿Me los pongo al lado de la tele? ¡Aguántame el cubata!».
Bromas aparte, al final tuve bien claro que si bien ambos monitores son una delicia, se trata de equipos diseñados para trabajar a rangos de volumen diferentes y en salas también de tamaños diferentes. Lo ideal sería tener ambos, con T8V detrás de A7X como escucha de potencia, casi de campo medio, pero no es posible… ¿O sí?
Abandoné a mi pesar el rock, con el que me ciego, y cambié de estilo musical. Marché de viaje con la electrónica de Gregor Tresher, Dub Fire, o Claptone: Ahí es cuando aparecieron los tremendos pero dulcísimos graves de Adam Audio T8V, los cuales esperas cuando ves un cono de ese tamaño, y que sólo la ultracompresión de la música electrónica es capaz de lograr. Son terrenos donde las producciones de rock nunca se adentran, y donde queda claro que, poco a poco, el sonido de mis monitores A7X resulta aparentemente empequeñecido –pero no es totalmente superado, según mi opinión.
Una vez más, cuando hacía cada cambio de escuchas, lo que sonaba a través de los Adam Audio T8V parecía esparcirse más lejos y más a lo ancho, llenando todas las dimensiones de la sala; y hasta los graves parecían provenir de debajo de la mesa, tal cual si tuviese allí escondido un subwoofer, lo que ocasionaba una especie de efecto tridimensional espectacular. Es una pena que sólo en las tiendas de música más acústicamente tratadas, podrás apreciar este tipo de detalles en toda su dimensión.
Tras media hora de disfrute, fui consciente de que es una injusticia absurda comparar unos monitores con otros de esta forma tan cruel, cuando a los segundos de cada cambio echaba de menos a la otra pareja. Pero lo hice un rato más ya que por eso los había sacado de la caja, ubicado y configurado.
El veredicto sobre Adam Audio T8V tras un tiempo de felicidad
Con su calidad de construcción hecha para durar en el tiempo, los recintos acústicamente optimizados de Adam Audio T8V exhiben un atractivo panel frontal biselado «marca de la casa», el cual también contribuye a lograr una suave y uniforme respuesta en frecuencia.
El acabado general de T8V es excelente dado su precio, y si los recintos normalmente deben resistir los rigores de la vida en un estudio y algún que otro transporte, éste lo hará bien pues no incluye pintura o barniz delicados que se rayan con sólo mirarlos. Y es que ADAM Audio confía tanto en la durabilidad de sus T8V que, de hecho, ofrece una garantía de cinco años tras registrar los monitores en una cuenta MyAdam dentro de su web.
Está claro que la marca ha hecho un buen trabajo que es demostrado por las altas ventas alcanzadas por la serie T. Al mismo tiempo, los potenciales compradores verán un detalle positivo al tener un rango de opciones tan amplio en una gama de producto; pero tendrán que sopesar bien cuáles son sus necesidades reales de trabajo, pues entre los modelos T5V y T8V hay un abismo, tanto de espacio extra ocupado, como en volumen potencial de trabajo nominal (sin que los vecinos te denuncien). Como siempre, nuestro consejo es que lo pienses muy bien y que pruebes los monitores en un distribuidor especializado escuchando música que te guste y conozcas bien, todo el tiempo que consideres suficiente, para así acertar con tu decisión.